
Cómo planificar la electrificación de tu flota sin improvisar, claves para una transición eficiente
Hablar de electrificación de flotas ya no es una cuestión de futuro. Es una necesidad estratégica que muchas empresas están comenzando a abordar para cumplir con los objetivos de sostenibilidad, reducir costes operativos y anticiparse a los cambios regulatorios.
Sin embargo, el paso de una flota térmica a una flota eléctrica no se puede improvisar. Requiere un enfoque riguroso, basado en datos, análisis y planificación. A continuación, compartimos algunos puntos clave que conviene tener en cuenta antes de tomar decisiones.
1. Diagnóstico de la flota actual
Antes de pensar en comprar vehículos eléctricos, es fundamental analizar cómo funciona hoy tu flota:
- ¿Qué vehículos recorren qué trayectos?
- ¿Cuál es el consumo energético y qué unidades tienen mayor desgaste?
- ¿Qué usos son más compatibles con vehículos eléctricos?
Este tipo de información no suele estar disponible de forma clara sin una herramienta de gestión telemática. La tecnología permite tomar decisiones basadas en evidencias, y no en suposiciones.
2. Evaluación de infraestructuras y logística de carga
La disponibilidad y ubicación de puntos de carga es uno de los grandes desafíos. Un análisis previo debe incluir:
- Capacidad eléctrica disponible en tus instalaciones
- Oportunidades de carga en ruta o en bases
- Costes de instalación y mantenimiento de cargadores
No siempre es necesario electrificar toda la flota de forma inmediata. En muchos casos, comenzar con un grupo piloto en trayectos previsibles y bien definidos es lo más eficiente.
3. Evaluación económica y de impacto
La rentabilidad de la electrificación depende del uso. Por eso, además de los costes de adquisición e infraestructura, hay que considerar:
- Coste total de propiedad (TCO)
- Mantenimiento y durabilidad
- Ahorro en combustible
- Posibilidad de certificar los ahorros y acceder a ingresos extra
En España, los Certificados de Ahorro Energético (CAEs) permiten a las empresas monetizar la eficiencia lograda. Pero para obtenerlos, es imprescindible contar con datos trazables y verificables.
4. Monitoreo continuo y mejora
La transición no termina cuando se incorporan los primeros vehículos eléctricos. La gestión diaria debe continuar optimizándose:
- Seguimiento del rendimiento de cada unidad
- Comparativa con los vehículos térmicos restantes
- Ajustes en planificación, formación y mantenimiento
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